¿Por qué somos tan diferentes?
“Comprender y valorar nuestras diferencias nos puede dar una riqueza fascinante de crecimiento mutuo. Las diferencias no son para destruir o dividir una relación, sino para construirla y potenciarla”.
A 6 meses de la boda ella sigue angustiada con el modelo de su vestido y concentrada plenamente en el entalle perfecto. A él sólo le preocupa quién estará en el juego de este fin de semana. Ella comenta con sus amigas cada detalle de la ceremonia y de todo lo que ha planeado hacer para este día tan especial. Él por su parte ya no quiere hablar del tema, sólo quiere que ese día llegue y la pase fenomenal con sus amigos y familiares. Ella lucha con saber a quién incluirá en su lista de invitados, él ya tiene en mente a sus 3 mejores amigos, 2 del trabajo, su jefe y alguno que otro familiar que encuentre, sin olvidar por cierto, el padrino de bautizo que su madre le recuerda a cada momento.
Estos avatares de la boda son vistos de forma diferente por hombres y mujeres. En su libro “Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus”, John Gray escribe: “Los hombres esperan erróneamente que las mujeres piensen, se comuniquen y reaccionen en la forma en que lo hacen los hombres, las mujeres esperan erróneamente que los hombres sientan, se comuniquen y respondan en la forma en que lo hacen las mujeres. Hemos olvidado que se supone que hombres y mujeres son diferentes. Como resultado de ello, nuestras relaciones se llenan de fricciones y conflictos innecesarios”. Hombres y mujeres seríamos más felices, comprensivos y amorosos mutuamente si conociéramos mejor nuestras diferencias.
Diferentes Diferencias
Hay diferencias que no pueden ser cambiadas como la edad, raza, estatura, apariencia, etc.; y hay diferencias que sí pueden cambiarse una vez puestos de acuerdo, como hábitos personales (en el baño, la cocina, al almorzar, al levantarse, etc.), costumbres familiares (formas de celebrar festividades, tradiciones, etc.), o incluso costumbres culturales (fechas importantes, tradiciones culturales, etc.). Existen también las diferencias de contexto que influyen en nuestra relación como la religión, la familia o clase social, diferencias intelectuales, culturales o de intereses personales.
Estas diferencias pueden ser complementarias o NO. Las primeras son las que armonizan de un modo sencillo: algo que ella no puede hacer, él logra hacerlo con destreza, y viceversa. Las NO complementarias son las que ninguno de los dos está dispuesto a cambiar. Éstas generan desacuerdos, malestares y enfriamientos. Aprender a identificarlas a tiempo y comprenderlas, nos permite estar preparados ante posibles conflictos. Ponernos de acuerdo para decidir aceptarlas o no, nos aleja totalmente de los conflictos. Conozcan y disfruten de sus diferencias.
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