Problemas emocionales al interior de las familias

¿Qué lleva a un hijo a matar a su propia madre? o podría ser más bien la pregunta: ¿Qué lleva a un joven a ir contra las normas sociales establecidas? o si seguimos en la misma línea: ¿Qué lleva a los adolescentes a ser desafiantes y rebeldes, siempre en contra de las normas? o si seguimos retrocediendo: ¿Qué hace que un niño sea agresivo y hasta cruel en su infancia sin sentir culpa ni remordimiento? Muchos profesionales hablan ya de un denominado «GEN de la violencia», sin embargo, todos o la gran mayoría de ellos refiere que ese «GEN» sólo predispone a la enfermedad, sin embargo, lo que realmente desencadena el trastorno o enfermedad, es el ENTORNO donde se desarrolla ese niño o niña. Y aquí es necesario hablar de las conductas de los adultos, la forma en que los padres y madres están tratando a sus hijos e hijas en su desarrollo.

Todas las familias tenemos reglas que cumplimos implícita o explícitamente, estas reglas son mandatos o creencias que fueron transmitidas de generación a generación, pueden presentarse de forma explícita como cuando una madre le dice a su hija: “las mujercitas debemos comportarnos así…”, pero también están las reglas implícitas que, aunque no se mencionen verbalmente, son vividas como si lo hubieran sido, como ejemplo el creer que “Los Fulano, (ponga su apellido) somos bien gritones”: el abuelo era así, el papá es así, por tanto se espera que el hijo también “deba” comportarse así. Hay una frase común que dice que “los niños hacen lo que ven”, pudiéramos añadirle que hacen lo que ven “en casa”. Los adultos somos modelos, querámoslo o no, seguiremos enseñando lo que somos o lo que hacemos aunque lo evitemos. No corregir a tiempo nuestros errores, acentuará los errores de nuestros hijos e hijas.

En términos generales veamos cuatro tipos de padres/madres que dejan un mensaje implícito, una regla, una forma de vivir en su forma de relacionarse con sus hijos e hijas, lo cual pudiera perjudicar su vida y su futuro y dejarnos mayores problemas emocionales al interior de las familias.

Padres/Madres Súper Exigentes

Son aquellos padres o madres que nunca están satisfechos, sea lo que sea que se haga, siempre esperan algo más. Una madre desesperada llega a consulta con su adolescente de 15 años: “Dr. estoy preocupada, no entiendo por qué mi hija llega con esas notas del colegio, si ella es una chica inteligente, toda su vida ha logrado sacar muy buenas notas, pero ahora mire, sólo me llega con 16 o 17 de nota, ya no sé qué hacer.” Un clarísimo ejemplo de una madre súper exigente.

Estos padres o madres súper exigentes, sufren el dolor de la frustración por querer alcanzar muchas veces lo inalcanzable. Sus expectativas rebasan la realidad vivida o esperada. Es muy común que estos padres hayan recibido a la vez ese mismo mensaje de sus propios padres y por ello intentan trasladarlo a sus hijos o hijas. En su momento tal vez no fueron las notas del colegio, pero tal vez sí un comportamiento esperado: “las niñas buenas no se ensucian la ropa”, “los niños fuertes no lloran”, etc. Esta clase de padres buscará refugiarse en los logros obtenidos, continuará trabajando más de la cuenta con tal de obtener un logro más, aceptará cualquier tipo de labor, aunque vaya en contra de sus deseos, sólo para sentirse aceptados, aunque después se sigan sintiendose frustrados.

Padres/Madres TNT Explosivos

Cada vez es más común recibir en consulta esta clase de padres o madres, de los que se dice: “de todo reniega”, “todo lo resuelve gritando”, “es que a veces explota en ira y ya no sabemos qué hacer”. Esta clase de padres o madres por lo general no acepta su condición y están acostumbrados a buscarse un culpable: “es que ella me saca de quicio”, “es que él es terco por eso soy así”. Como en el caso anterior, el mensaje implícito de la agresividad es transmitida de generación en generación y muy pocas veces se acepta esa condición.

Estos padres explosivos son una bomba de tiempo, generan ansiedad y sospechas continuamente. Los niños en hogares con padres explosivos pueden volverse inseguros, tímidos y hasta a veces ingenuos hasta su etapa de la adolescencia, tiempo en el cual van sacando toda su rabia o ira contenida a través de su “rebeldía” y repiten el mismo rol buscando también ellos, sus propios culpables: “ustedes me han hecho así”, “¿para qué me trajeron al mundo?” y los más desafiantes: “acaso yo les pedí nacer”. Esos estados de ánimo adolescente varían de acuerdo al tipo de padre que tiene, pero aquellos que tienen al padre o madre explosivo, por lo general siempre terminan repitiendo el molde, de allí que si se quiere cambiar la conducta de un hijo adolescente, se debe empezar por cambiar la conducta de sus padres.

Padres/Madres “Nostá” Ausentes

Son la clase de padres o madres que cuando a un adolescente se le pregunta: “Tu papá” responde: “Nostá”, “Tu mamá”: “Nostá”, su respuesta por lo general suele ser: “Nostá”. Puede que haya abandonado el hogar o puede que continúe allí, pero es inexpresivo, no se siente su presencia, es un padre o madre demasiado pasivo, es difícil poder contar con él o con ella para algo. Los hijos de padres “Nostá” suelen crecer inseguros, rechazados, con sentimientos de inferioridad, poco valor  o auto rechazo. Una vez que son adultos, vuelven a repetir la misma historia, pero esta vez pudiendo ser con su pareja, se muestran fríos, distantes y hasta indiferentes, y en ocasiones solitarios. Se refugian en su soledad y prefieren no involucrarse en aquello que pudiera hacerles correr algún riesgo.

Estos padres o madres ausentes generan hijos ausentes emocionalmente, la frialdad, la falta de afecto, la inexpresión de sus emociones suele ser su pan de cada día. Para ellos la pasión no es importante, como tampoco es importante decir cómo se sienten. Suelen abandonar sus metas, empezar algo y nunca terminarlo, el aislamiento es su mejor forma de comunicarse, desconfían hasta de su propia sombra y esta conducta se va repitiendo hasta que, como por arte de magia, se case, tenga hijos y nuevamente los abandone, física o emocionalmente.

Padre/Madre Mentor Responsable

Esta clase de padre o madre sí están interesados en el mundo de sus hijos o hijas. Se involucran, buscan conocer y comprender las emociones y la vida de sus hijos. Tiene sus prioridades bien establecidas, sabe que tiene que dedicarle tiempo al trabajo, pero sabe también hacerse su tiempo para disfrutar en y con su familia. Es la clase de papá o mamá que le deja el mensaje implícito para sus hijos: “eres importante para mí”, “puedes contar conmigo”, “yo confío en ti”. La autoestima, el valor propio y aún las relaciones interpersonales saludables crecen en estos hogares.

Lo importante no está sólo en averiguar cómo soy, sino más bien en saber en quién me quiero convertir. Vale la pena recordar que lo que generalmente somos en el presente suele ser consecuencia de lo que vivimos en el pasado, haya sido éste bueno o malo. Sin embargo no podemos olvidar que nuestro futuro también va a depender del presente que vivamos, las decisiones que tomemos en este tiempo, marcarán el camino de nuestro futuro. Por tanto, usted tiene en sus manos un regalo divino capaz de poder transformar el mundo o echarlo a perder: sus hijos e hijas. Considérelo y busque ayuda, no para dejar de ser un padre Súper Exigente o moldear al padre TNT Explosivo, o incluso encontrar al padre “Nostá”, busque ayuda para Convertirse en un mejor padre, una mejor madre, no en el que tuvo usted, sino en el que sus hijos merecen, un mentor que pueda aprender a leer sus emociones, comunicarse afectivamente y ayudarlos a ser autónomos e independientes y que ese ciclo se repita en sus próximas generaciones.

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